Sentimos que volvemos a nacer cuando damos nuestro primer beso, cuando le entregamos por segunda vez los labios a la persona que queremos, y por tercera vez le abrimos el corazón.
Pensamos que seremos felices de por vida, que cuando estáis cerca el uno del otro nada ni nadie puede separaros, que lleváis tres citas y las que os quedan.
Cuarta cita y tu corazón se dispara, cuando estás con él sonríes cada segundo del día, os dais de la mano, y es como si hubieses estado a su lado toda una vida.
"¡Estamos saliendo!" Es lo que piensas en la quinta cita, y él, te lo confirma, estáis saliendo.
Una sensación de frío recorre tu descubierta espalda, ya son finales de Agosto, y empieza a hacer un poco de brisa, él te ofrece su chaqueta, y tú te la pones, hueles ese perfume que llevaba puesto el día que os conocisteis, te encanta.
Lleváis un mes juntos, y tu sonrisa te delata, ¡te encanta estar a su lado!
Entre unos cuantos besos, caricias y algún que otro abrazo te ha enamorado por completo, su manera de ser, de enfrentarse a los problemas y la personalidad que tiene, te tiene loca. Tiene diecinueve años, pero a ti no te importa, solo te saca tres años, y en el amor, la edad no tiene importancia.
Dos meses y medio, él está llorando, ha discutido con sus padres y solo le queda su moto, y una mochila que ha cogido con cuatro trapos y su tarjeta de crédito, porque es lo único que le queda...
Te pide que te vayas con él a otro lado de la ciudad, pero tú tienes clase, eres menor, y no puedes irte de aquí, tienes a tu familia y tus amigos, y aunque él lo es todo, no vale la pena.
Pero la verdad es que no sabes que harías sin él, ni quieres saberlo.
La decisión es tuya, escaparte, y vivir junto a él, o quedarte, echarle de menos, y pasarlo mal.
Pero ya es demasiado tarde cuando te das cuenta de que vas agarrada a su cintura y en una moto conducida por él. Veinte kilómetros te separan de tu ciudad, de tu familia, tus amigos y tus estudios.
Es extraño, no has derramado lágrimas, y te sientes feliz de poder largarte con él, cambiar de vida.
Pero no te haces una idea de los obstáculos que esto conlleva.
Una semana más en un lugar alejado de la ciudad, estáis durmiendo juntos en el albergue en el que decidisteis permanecer, las cosas se complican.
Es de día, los rayos de sol se meten por la ventana y os despiertan, ya no tenéis dinero...
Tus padres te han llamado más de veinte veces, y tú solo les has dejado un mensaje diciendo: "estoy bien, no os preocupéis, un beso." Crees que con eso es suficiente, pero no... Tus padres siguen insistiendo cada vez más, incluso tus hermanas, y algún que otro primo tuyo, "¡dejadme en paz!" piensas tú, decides apagar el móvil, solo te queda un 25% de batería y tiene que durar...
Tu novio no está, joder, ¿dónde se ha metido? Vas directa a las duchas del albergue, a ver si por un casual le ves allí. Escuchas unas cuantas risas en una de las duchas y piensas: "seguro que es una pareja tan enamorada como mi novio y yo". Pero de repente escuchas la voz de tu novio diciendo: "te quiero" y está justo detrás de la ducha de 'la pareja feliz'. Abres la puerta y te les encuentras ahí, dándose besos, abrazándose y queriéndose, tu novio y una chica rubia, parece que se lo pasan bien, sales corriendo y te abruman los recuerdos con él, no puedes creerte lo que está pasando, estabas tan enamorada...
Joder, a no sé cuántos kilómetros de tus amigas, seguro que ahora estarían a tu lado apoyándote, pero no, decidiste marcharte con él, porque pensaste que no pasaría nada, ahora te das cuenta de las personas que de verdad importan y las que no...
Ha pasado un mes, no has dejado de recibir mensajes de tu ex, y ahora estás más unida a tus amigas, tu ex no para de repetirte que no hizo nada, ¿que no hizo nada? Le pillaste liándose con otra... No paras de llorar, era todo tan perfecto... Joder.
Ahora vas a centrarte más en tu vida, no quieres que nadie te arruine el momento. Sonríes, sin razones, pero lo haces... Y al final solo te queda eso, una sonrisa encharcada en lágrimas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario