sábado, 13 de julio de 2013

Tocada y hundida.

Ahora mismo podría recitarte cada poema que escribí mediante besos en tu espalda. Podría ponerme a cantarte la letra de tu canción favorita a capella añadiéndole el ritmo que llevan tus caderas al andar. Podría ser la parte buena de tus noches y la mala de los arañazos en tu espalda. Podría ser la cuarta parte del mapa que forman los lunares en tu cuerpo, y que al unirlos se parecen tanto a la Vía Láctea. 
Podría encontrar mil razones por las cuales sonreír estando a tu lado. O simplemente sonreír porque me haces feliz y punto. Sin explicaciones, sin ataduras de por medio más que las que nos unan a nosotros dos. 
Una parte de mí se estremece sólo de pensarlo... Una parte de mí llora por saber que las anteriores palabras jamás van a ocurrir, y la tercera parte de mí se está muriendo de ganas de uno de tus abrazos. 
Mientras tanto mi rutina diaria consiste en intentar olvidarte, pero me tropiezo de lleno con tus ojos y entonces me condeno a mí misma a soñarte cada día de mi vida. 
Quizá desayunar leche con cereales cada día me canse y quizá imaginarme a mí desayunándote a ti no haya sido una buena idea. 
El volver a pensar en la comisura de tus labios me hace darme cuenta de que adoro cada parte de tu cuerpo.
El sentir tu olor cuando pasas por mi lado me ha hecho darme cuenta de que las drogas quizá deberían llevar tu esencia para tener derecho a llamarse 'drogas'. Porque yo ya soy adicta a ti. 
Mentiría si dijese que tu voz no es mi favorita entre todas las que existen. Mentiría una vez más si jurase que no es tu voz la que me produce escalofríos al escucharla. Y mentiría también si dijera que odio cuando pronuncias mi nombre, porque haces que suene horriblemente adorable. Porque me gusta cuando lo pronuncias. Me gusta ver cada sílaba dibujándose en la silueta de tus labios. Y me gusta que después de decir mi nombre te salga una pequeña sonrisa. 
Y ahora me doy de bruces con la realidad y me asusta ver unas ojeras tan profundas cuando me miro al espejo.
Y aquí me tienes, desatando los hilos que una vez unimos... Aquí me tienes, mi imagen ahora se asemeja con el Titanic, tú el iceberg y yo el barco, tú saliendo a flote y yo tocada y hundida.


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