viernes, 27 de septiembre de 2013

Otoño.

Como un libro a medio leer, como una historia a medio empezar, como un guión sin protagonista, como el mundo sin oxígeno, así estoy yo.
Las hojas de los árboles se caen con lentitud de los árboles, se vuelven marrones y secas para dejar paso al Otoño, la estación más monótona del año, y la más solitaria, de la que menos se habla y a la que menos importancia se le da, y es por eso que es mi favorita.
Otoño... Querido Otoño; ¿qué me depararás esta vez? ¿Un nuevo amor? ¿Una nueva caída? ¿Un reencuentro? Quizás una aburrida vida o quizás un concierto de Rock 'nd Roll en mi habitación saltando en el escenario de mi cama. Quién sabe.
Alguien me dijo alguna vez que el Otoño estaba hecho para recuperar el tiempo perdido, o tal vez fui yo que lo soñé, no lo sé, pero ese es mi lema esta temporada... Nada de mirar atrás, nada de cagarla, nada de ilusionarse, nada de llorar todos los días, ¡estoy cansada de todo eso! A partir de hoy toca ser feliz.
A partir de hoy toca escuchar una canción triste y sonreír, toca escribir cosas tristes y sonreír, toca caerse y sonreír, toca perder algo y sonreír porque algo nuevo llegará, porque las pérdidas son ganancias y un minuto sin sonreír son sesenta segundos de felicidad perdida; y eso a mi manera de ver es mucho. 
Ni cuentos de hadas, ni cuentos con finales tristes, ni mucho menos fantasías de princesas que buscan un príncipe que sea como ellas siempre han deseado.
Si me enamoro de una sonrisa que sea bonita, pero no idealizada a mi manera. Si me encariño con unas caricias que sean distintas a las típicas y que se me ponga la piel de gallina al rozar mi piel con sus dedos. Si me encantan unos ojos que no sea por el color sino por la forma en la que miran.
Quiero que todo sea espontáneo, ni esperado ni planeado, nada por el estilo, quiero que las cosas sigan el curso que lleva el río y quiero que el Otoño sea tan bonito como la Primavera, el Verano o el Invierno.
Quiero que el mundo deje de llamar al Otoño monótono y lo llame espontáneo. Quiero que el Otoño me altere la sangre igual que la Primavera y que pueda sentir el calor del Verano perdida entre unas sábanas que me acojan, y más tarde sentir el frío del Invierno sólo para que alguien me demuestre todo su cariño en un abrazo.


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