miércoles, 22 de mayo de 2013

Amor y otras drogas.

Sus labios carnosos recorren mi espalda, es el mayor de los placeres. Sus manos frías en mi cintura, acariciando todo mi cuerpo, y él... Él es la octava maravilla del mundo.
Los besos se sirven como un té frío en invierno. Esta locura no ha hecho más que empezar.
Cinco segundos más tarde y hemos perdido el control. La ropa nos queda grande, y hace calor.
Un beso, dos, tres, no sé, ya he perdido la cuenta, pero me sabe a poco, quiero más. Tus ojos clavados en los míos, jugamos a ser felices, jugamos a querernos. Y al final ganaremos los dos.
Dime, ¿para qué quiero drogas teniendo tu cuerpo? Si es que me haces tocar el cielo.
Tu voz susurrando un 'te quiero, princesa' y yo perdiendo la cabeza.
Felicidad. Por fin conozco su significado, qué casualidad que haya sido estando a tu lado.
Cada vez que te despido, una parte de mí se rompe, soy frágil como la porcelana. Echarte de menos me cuesta cada vez más, es difícil.
Suena raro, pero me he acostumbrado a ti. A tus manías, a tus hobbies, a tus sonrisas, a tus miradas, a nuestros labios pegados los unos con los otros, a tus fobias, a tus infantiladas, a tu madurez, a tu seriedad cuando el momento es el adecuado, y sobre todo, me he acostumbrado a un nosotros.


martes, 14 de mayo de 2013

The last day.

Cenizas. Eso es lo único que queda. 
Recuerdo su voz, su fascinante voz. Un escalofrío recorre todo mi cuerpo, como si me pasasen un hielo por toda la espalda.



Nuestras miradas se cruzan, una sonrisa.
Nos fumamos las promesas como si sólo nos importase ese momento, porque sabemos que tarde o temprano vamos a tirar la toalla.
Es nuestra última noche juntos. La última.
Tal vez otra persona no querría verte, pero yo, sabes que no podría desperdiciar un sólo minuto a tu lado, y si va a ser la última vez que nos veamos quiero que sea así.
Tu piel pegada con mi piel. Tus labios deseando los míos. Nuestros cuerpos atrayéndose como si de imanes se tratasen.
Luna llena en esta noche de deseo y lo único que quiero es ver las estrellas a tu lado.
Mi pintalabios rojo en tu pecho reluce junto con la luz de las dos únicas farolas que entra por tu ventana. Y me gusta. No te haces una idea de lo mucho que me gusta que ese sea mi pintalabios y no el de otra.
Arañazos en la espalda, moratones en los carrillos, chupetones en el cuello y dime: ¿a quién le importa?
Sabes que eres el único para mí. Sabes que juntos somos invencibles, que este amor es más fuerte que cada kilómetro que pueda separarnos, que esta noche es única.
Una botella de Jack Daniel's nos acompaña, y, sentados en tu portal sin nada que decir, mirando lo único que podemos mirar ahora, esperamos que esa estrella fugaz nos dé una última esperanza a los dos. Que nos dé otra oportunidad. O que nos dé la seguridad de que volveremos a vernos, al menos de que nuestras miradas puedan decir un 'hasta siempre' y no un 'adiós' tan vacío como nuestras almas en este momento.


Desesperación.
 Desde aquel día no hago más que dibujar tu nombre en el aire, los minutos se me hacen eternos, la cama se me queda grande, el café me sabe amargo, añoro quedarme hasta las seis de la mañana hablando contigo. Con lo más bonito del mundo. Has desaparecido. Ya no estás. Y te necesito. Te necesito como la rosa necesita las espinas, te necesito como los delfines necesitan el mar, como todo ser vivo necesita el aire para respirar.
No volvimos a hablar. No tengo noticias de ti. Simplemente nos separamos y ya. Dime, ¿qué querías de mí? ¿Ya te has olvidado de todo?
Supongo que eso que me dijiste de que no volverías era cierto. Sí... Fui una tonta al pasar el último día contigo, porque ahora no paro de pensar en ti, en tus lunares, y en cada marca de nacimiento que te encontré.
No quiero ponerle un nombre a esto, porque sé que si digo la palabra prohibida jamás me desataré de este sentimiento, pero... ¿Sabes? Estaba escuchando mi canción favorita y la palabra prohibida ha sonado, y entonces me he vuelto a acordar de ti, y entonces no he parado de llorar, porque la frase tiene más razón de lo que yo pensaba y... Bueno, no sé, ahora mismo mi cabeza no para de repetir lo mismo una y otra vez: 'mi amor por ti era a prueba de balas, pero tú fuiste quien disparó'.
Al fin y al cabo pensé que volverías, pero no todos los finales son felices. No en la vida real.