domingo, 23 de diciembre de 2012

Esta noche duermo sola.

Me dibujaste una sonrisa cuando tenía un mal día. Hiciste de mis días blancos y negros un arco-iris eterno. Supiste cuándo estaba mal con un sólo gesto de mis manos, que estaban temblando.
Te dije que no te fueras, me respondiste: "eso jamás va a ocurrir."
Con el paso del tiempo, me di cuenta de que tú eras todo lo que yo necesitaba.
Le sonreía a la pantalla del ordenador, pero quería sonreírte a ti. Por las noches, me imaginaba cómo sería tu voz... Por las mañanas, me despertaba agarrada a la almohada pensando que eras tú.
Todos los días esperaba que fueras tú el que llamaba a mi timbre y no el cartero.
Cada palabra que le susurraba al viento llevaba tu nombre.
Y llegó ese día. Ese día en el que escuché tu voz, ese día en el que te vi por primera vez. Estabas tan guapo detrás de ese ordenador... Es una lástima que no podamos abrazarnos, es una lástima que todo esto tenga que ocurrir a través de una 'cam' y que no pueda acariciar tu espalda mientras duermes a mi lado.
Tantas veces había deseado verte, que incluso se me pasó por la cabeza escaparme de toda esta mierda. Ir contigo. ¿Qué te parece? Bien, supongo.
Los días pasaban y no me escuchabas... Los meses pasaban y ya no me hablabas.
"¿Qué nos está pasando?" Esa pregunta que se pasaba cada día por mi mente. Y se repetía una y otra vez... "¿Qué nos está pasando?"
Rápidamente, comenzamos a olvidarnos. A pasar de los "te quiero" a los, "ya ni te pienso".
¿Y ahora qué nos queda? ¿Qué nos queda? Una aguja, y un dedal, que comienzan a unir los recuerdos que antes tan enlazados estaban, y ahora ni los reconocemos. ¿Volverán a unirse esos recuerdos?
Quién sabe. Yo nunca te olvidé. Jamás pude. Cada noche trataba de averiguar qué te pasaba. Cada día trataba de sonreír, convenciendo al mundo de que no me pasaba nada a mí.
¿Ahora? Ahora sigo pensando en ti como la primera vez. ¿Te das cuenta? Nada ha cambiado para mí. Sigo manteniendo esos trocitos de nuestra historia con vida.
Sin nada que podamos decirnos ya, trato de encontrar la manera de volver a hablarte, de volver a aparecer en tu vida.
Supongo que ya no puedo, supongo que tú ya has pasado de mí y jamás podré existir de nuevo para ti. Pero si lees esto alguna vez, querido amor inolvidable, quiero que sepas que necesito tu cariño como las cenizas necesitan al fuego para formarse. Como las hojas de los árboles necesitan un tronco para sujetarse.


sábado, 15 de diciembre de 2012

*

No tengo planes. No tengo con quién mantener conversaciones hasta las seis de la mañana. No tengo a quién contarle mis ideas. No tengo con quién pasar el tiempo aburrido, ni con quién compartir las sonrisas.
En realidad no tengo nada de eso, pero a la vez lo tengo todo.

Mi mente juega a imaginar que estás aquí, conmigo. Mi mente juega planeando cosas que aún nadie ha planeado.
Mi mente decide formar un cúmulo de ideas pensadas sólo para ti, para nosotros.
A veces, decido recordar, no sé cómo, me sale solo... Recuerdo nuestras conversaciones, en aquel verano tan lejano... Me acuerdo de cuando decidiste empezar a quererme, de cuando decidimos empezar a formar algo especial.
Soy una ilusa, sí, lo reconozco. ¿Y qué más da? 
Recuerdo cuando decidía jugar en sueños con tus labios, a mordértelos, a besarte sin parar...

Pero todos esos recuerdos, yacen ya donde nadie puede encontrarlos. Donde la gente piensa que jamás han existido. "Son sólo sueños", se atreven a decir... Pero lo que no saben, es que los sueños pueden hacerse realidad.

Y esa realidad que me apuñala por dentro, se hizo real.
Y aquí me tienes, escribiendo para nadie, escribiendo para todos...
Buscando un camino, que me ayude a salir, de este maldito sueño, que se ha convertido en realidad.
Que en aquel verano, de aquel año, de aquel mes, y ese día que ninguno de los dos recuerda como un número, siguen presentes en nuestras vidas.