sábado, 19 de agosto de 2017

Un cuadro y dos pinceles.

No me siento de nadie, pero sí que siento que mi lugar es contigo.


Quiero quedarme a vivir en aquel día.
Todos los días de mi vida.
Todos contigo.


Despertarme y verte ahí, a mi lado, durmiendo como si fueras un ángel.
Que desayunemos juntos, o mejor dicho, que nos saltemos esa parte del día y nos quedemos toda la mañana en la cama.
Toda la mañana acariciando tu cuerpo, notando todo lo bonito que tienes adentro.


Que me mires y sonrías, que te mire y que me muera de vergüenza como el primer día.
Como aquella primera vez que te vi bailarle a la noche eterna sin que tú me vieras.   

          
          
Eres autor, y solo tú puedes permitir que sea yo quien te toque, quien manche con sus dedos tu cuerpo, esa obra de arte.
Eres quien permite que yo sea galería y te pueda ver vivo, en cada una de las noches frías.
Eres quien hace que me levante un domingo pronto por la mañana o tal vez que me acueste más pronto de lo debido un sábado por la noche.
Eres quien me lleva, pero también quien me atrae.  

             
        
Ojalá fuese infinita la infinidad de nuestras partículas, y si es así espero que no se separen nunca.
Sé que la vida es incierta pero lo que sé de seguro es que quiero recorrer ese instante eterno contigo.