domingo, 22 de marzo de 2015

eftirteiti

Y nunca entendí tu amor.
Todos tenemos una forma de amar, pero la tuya nunca la entendí. Y mira que (aunque las odie) he visto millones de películas ñoñas y todas acaban igual.
Pero nuestra historia no fue. Simplemente podría describirla de una forma, y es esa. Que no llegó a ser.
Quizás por miedo.
Quizás por arrepentimiento.
Quizás por dudas.
Quizás por creerme los "ojalás" pronunciados después de (no) verte cada día.

No entendía el hecho de que me erizaras la piel tan solo con susurrar mi nombre al otro lado del teléfono. Parece impresionante, ¿verdad?
Tampoco comprendía por qué me cogías un trozo de pelo y lo rizabas alrededor de tu dedo índice y después sonreías.
Y no, no, no lograba entender que aparecieras de repente tras de mí y me abrazaras con tanta fuerza... como si me fuera a arrancar alguien de tus brazos. Quién querría eso. Quién me iba a querer más que tú.

De hecho creo que nadie.
De hecho sigo aquí recordándote.

Fuiste mi amor de Invierno aunque fuese Primavera, porque cada vez que (des)aparecías me dejabas helada.
Y no quiero mencionar cuando te regalé mi cuello para que lo besaras. No quiero mencionar el grado de congelación en el que estaba. No quiero mencionar que casi tienes que sujetarme las piernas para que dejaran de temblar.
Que el mundo se haga una idea, de lo que es ver volar cometas a tu lado, de lo que es, lo juro, parar el tiempo para observarte en la inmensidad del Universo.
Y que la gente se pregunte que por qué en tan bonito escenario, tan solo pueda fijar la mirada en tus ojos. Que se pregunten por qué prefiero ver tu sonrisa y dejar como un plano secundario la noche de luna llena.

Qué bonito eras.
Qué -en presente- precioso eres.
Y cómo me duele recordarte.
Cómo supura la herida aún, cuando te veo feliz en manos de alguien que no soy yo.
Y de qué manera me echas limón en la herida, y yo sé que -por desgracia- no parará de escocer si sigues presente en mi vida.

Por eso no entendí tu amor.
Porque no sé si por tu parte era amor,
o ganas de arrancarme el alma.
Porque eres capaz de alegrarme y
deprimirme en cuestión de segundos.
Porque llevo meses más perdida que una brújula en medio de un campo magnético.
Porque llevo meses esperando cada día de madrugada al lado del teléfono por si llamas. Por si te apetece sacarme de toda esta mierda, o acompañarme en mi desastrosa vida por un tiempecito más.
Déjame aunque sea disfrutar de ti y de tu incierto amor un par de semanas,
aunque sea solo
y únicamente
para poder decirte
«hasta pronto»
de una vez por todas.

lunes, 16 de marzo de 2015

Hasta las narices.

Estoy harta de que la sociedad se base solo en los cánones de belleza, en los tópicos de las ideas estereotipadas que tenéis algunos sobre cosas que no conocéis, en que, todos los políticos son malos o no saben hacer su trabajo, ¡por supuesto que hay gente que estudia Ciencias Políticas que sabría llevar un país, pero no los incentivamos con nuestro apoyo y terminan por desistir!

Estoy, de verdad, que muy cansada de salir a la calle y ver gente tirada en el suelo rezando por cosechar en un día lo que nosotros nos comemos en cinco minutos, que con un mísero trozo de pan se pasaría el día sonriendo.

Estoy agotada de oír a la gente juzgar a las personas que disfrutan de su cuerpo... qué pasa, que ahora porque cada uno sea feliz con lo que hace, tenemos que lograr quitarle esa felicidad de cualquiera de las formas posibles, ¿verdad?

¿Podéis, por tan solo un segundo, ir a vuestro cuarto de baño, miraros al espejo, y decirme que no tenéis los mismos derechos que otra persona, ya sea de otra etnia, de otro sexo, o tenga la piel de color? ¿De verdad seríais capaces de negarme eso?
Porque si es así, de verdad, chicas y chicos, que tendríais un problema. Y no precisamente bueno.

No entiendo el hecho de que a la gente le cueste ser más amable, nadie os está pidiendo que aceptéis las características de todo el mundo, porque nadie es capaz de querer y compartir las opiniones de todas las personas que pasan por su vida, pero sí que deberíamos tener la cordura suficiente, para respetar las opiniones, los ideales, los errores, las virtudes y los defectos de cada persona que pase a nuestro alrededor.

Porque detrás de esto, no estoy solo yo, no está solo mi voz, está la historia de muchas otras personas, y no solo la historia, sino la vida de cada una de ellas.
Y muchas veces no nos damos cuenta de que las palabras duelen (a veces) más que los hechos.
Y de que la vida es más bonita cuando nos ocupamos de vivirla, y no de estropearla.
Que devolver una sonrisa no nos cuesta nada y le alegraría el día a más de uno y de una.
Que abrazar espontáneamente es más placentero que abrazar cuando no sientes nada.
No hieras a nadie, si no quieres que te hieran.

Y recordad que el locus amoenus, está en nosotros, y nos perseguirá siempre y cuando tratemos al mundo como queremos que nos trate.
Y esto es solo el principio, hay muchas cosas más que arreglar en este mundo.

miércoles, 4 de marzo de 2015

Punto y raya.

.-



Ni siquiera puedo concentrarme,
ni siquiera puedo no mirarte y
pensar en todo aquello que nos unió
y en todo lo que está provocando que nos separemos.

Te prometo que estoy tratando de intentarlo,
estoy tratando de respirar sin que cada intento 
acabe en otro de esos suspiros imprevisibles
que solo me recuerdan a nosotros.

Y todos los días son un suplicio,
un mero capricho del Universo,
un simple abrir y cerrar de ojos rutinario, que es,
casi tan agotador como llevar sin dormir una semana.

Y tú me pides tregua,
me pides que simplemente "seamos",
y yo no quiero ser, no entiendes que no quiero
si no es contigo, si no es estando juntos.

Odio tantísimo el hecho de que,
aunque intente alejarme o esconderme,
no voy a salir nunca de esta locura.

Porque yo soy así,
yo soy un intenso romance empedernido,
soy un maldito melodrama filofóbico. 

Y no hay nada que puedas hacer conmigo,
nada que puedas arreglar o solucionar,
porque conmigo es siempre así,
soy un sube-y-baja de emociones internas.

Lo peor de todo es que no hay nada
que yo pueda hacer para estar contigo.
Y eso duele
(mucho).