jueves, 11 de julio de 2013

Soñar se ha convertido en mi escapatoria para ser feliz.

Anoche mi mente decidió jugar con tu recuerdo. Con mis debilidades, y contigo cumpliendo mis sueños.
Soñé con tus ojos claros fijos en mi nuca, con mi debilidad favorita. Comenzaste retirándome el pelo hacia un lado y haciendo magia con tus dedos en mi nuca, y suavemente descendiendo por la espalda. Esa es la mayor de mis debilidades, y tú la completaste. 
Y ahí, perdimos la razón y la noción del tiempo. Y fue lo mejor que pudo pasar, y fuiste lo mejor que pudo aparecer en esa nube de recuerdos, en ese sueño. 
La comisura de tus labios hizo que esa noche me volviera loca, y es que mis ojos no paraban de repasarla, a la vez que mis manos no dejaban de tocarla. 
Mis huesos se clavaban en tu cintura y ese era el dolor que más me gustaba. Tu risa era un arma muy contagiosa y yo disfrutaba con cada una de las sonrisas que se nos formaban al finalizar un beso. 
Sentía tu respiración tan pegada junto a la mía que eso me producía cosquillas ahí donde dicen que el amor se esconde, en el corazón.
Y entonces nuestros corazones se pusieron a latir al mismo tiempo, se pusieron de acuerdo, llevaban el mismo ritmo, la misma sintonía, y lo noté... Y entonces supe que ese momento fue el más feliz de todos los que había vivido. 
Porque cuando sientes que tu corazón está en sintonía con el de otra persona, cuando realmente lo sientes, algo se produce en tu interior y todo eso que antes no tenía sentido, ahora cobra sentido. Y encuentras las respuestas a todas las preguntas que has estado haciéndote, y la respuesta siempre es el nombre de la otra persona. 
Es una pena que soñar se haya convertido en la única escapatoria que tengo para ser feliz.


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