jueves, 30 de agosto de 2012

Que os echo de menos...

Temblamos, sentimos miedo, ¿y qué?
Es entonces cuando nos damos cuenta de la importancia de las cosas, cuando sabemos qué hemos hecho mal y dónde la hemos cagado.
Es ahí, cuando nos damos cuenta de todas las personas que han pasado a nuestro alrededor y quiénes han merecido la pena y quiénes están mejor fuera de tu vida.
¿Te duele? ¿Te duele que ésa persona ya no esté contigo? Entonces la querías.
¿Qué es lo que susurras en sueños? Su nombre. Pero ya no está, se ha ido, y no va a volver.
Te gustaba cuando te cogía de la mano a tus tres años de edad y te llevaba al parque.
Te encantaba cuando hacías algo bien, y como regalo, te compraba un helado, pero se te caía por tu pequeña cara, y él tenía que limpiarte con el pañuelo de tela que siempre llevaba en el bolsillo de su pantalón.
Siempre querías que te cogiese en brazos él, pero llegó ese día, en el que tú creciste, y entonces no pudo contigo, y tú llorabas, llorabas porque ya no te prestaba todo su cariño.
Y un día cogió un catarro, pero su tos no era normal, veías cómo cada vez le costaba más y más respirar...
¿Era un sólo catarro? Lo comprobaste meses después, cuando su tos se desvanecía cada vez más mientras estaba atado a una máquina que decían que era bueno para él.
¿Dónde está tu abuelo? Te preguntabas una y otra vez, pero a tus tres años, tus padres sólo te respondían: están de vacaciones.
Pero esas vacaciones ya duran demasiado, y he comprendido que no va a volver nunca, jamás.
Aunque su vago recuerdo siempre estará presente en tu mente, y sobre todo en tu corazón.
Le echas de menos. Echas de menos a tus abuelos. A los cuatro.

¿Y qué puedo hacer? ¿Desahogarme cogiendo una hoja y un bolígrafo? A mis quince años de edad, casi dieciséis he comprendido que lo que la vida te da, al rato te lo quita, y que tienes que ser feliz con lo que tienes. Que quizá sea duro, seguramente lo sea, pero eres fuerte. También he comprendido, que no hacen falta muchos años, para que te des cuenta de que una persona merece la pena que permanezca a tu lado, y que no hay que desperdiciar el tiempo que pasas junto a esa persona. 
Y que, pase lo que pase, mi corazón seguirá manteniendo en vida a mis abuelos, a los cuatro.

4 comentarios:

  1. Precioso *-*
    Lo que más me gusta de esta entrada... la reflexión final. Tenemos más o menos la misma edad (yo cumplí los 16 en julio xD) y prácticamente la vida nos ha enseñado lo mismo. A veces duele, pero hay que seguir adelante :)
    Un abrazo :3
    http://utopiainthemoonlight.blogspot.com.es/

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    1. Me alegro de que te haya gustado, aunque sea triste...
      Yo soy de las peques del 1996, los cumplo en Noviembre. :D
      Bueno, siempre hay que aprender algo más... Siempre, dicen, que no hay un día en el que no aprendas nada, y es verdad.
      Un besito:3

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  2. Es para pensar en el tiempo que pasamos con todas las personas, hoy están, mañana quién sabe? Quizás lo difícil no sea aprender de nuestras experiencias, sino de la de los demás.

    "No dejes que se muera el sol sin que hayan muerto tus rencores"

    Te dejo un saludo desde la ciudad del viento!

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    1. Hasta ahí quería llegar, ¿quién sabe si mañana estarán a tu lado las personas que hoy lo están? Nunca se sabe, por eso no hay que desperdiciar el tiempo.
      Bueno, esto me pasó a los tres años de edad, pero aún sigo recordándolo...
      Un saludo :) Y gracias por pasarte.

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