sábado, 28 de julio de 2012

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Ya no puedo ni sonreír, ni siquiera eso. No soy capaz ni de dedicarle una sonrisa a una cámara de fotos. No puedo, me es imposible.
Ya no tengo fuerzas ni para gritar, ni siquiera para comer...
Los pinchazos, me están matando, pero es más grande el dolor de no poder hablar con él. Es más grande el dolor de echarle de menos...
Quizá sea la última vez que escriba algo, porque después de lo que ha pasado, no me quedan ganas.
Yo... te quería.

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